El pequeño pingüino tiene una tristeza muy grande porque no puede volar y tocar las nubes. Pero también, además de pena, tiene muchos amigos que harán lo imposible por ayudarle a cumplir su sueño.
Este cuento tan divertido fue contado por Raquel Godoy, una alumna en prácticas de magisterio, que nos hizo pasar una tarde de marzo muy, pero que muy, agradable. Tan sólo tenéis que ver nuestras fotos:
Y, tras el cuento, hicimos entre todos, niños/as y familiares, este fantástico mural:
¡MUCHAS GRACIAS, RAQUEL, POR TU COLABORACIÓN!
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